Mirando desnudos hacia el infinito,
Una voz le dice a alguien que el pasado
No fue fértil, que la ciudad se hundió.
Una vez amé, tal vez varias,
Pero aquella vez en la que creí amar
Amé con prisa y fui una mujer planta.
Tenía ramas y tenía hojas por el cuerpo,
Crecía sobre el daño,
Me tatuaba mamíferos hambrientos
En los brazos
Y me dejé arrancar
A trozos el intestino.
No soy mujer normal, claro,
Me dicen, mientras alguien afila
una navaja amenazando.
Toda mi vida ha transcurrido
Entre el silencio y la vigilia
y estoy sola.
No soy mujer normal.
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"Todas las madres han sido amor y miedo, lucha y guerra"
dice Sara
desde un feminismo que no es industrial, si no un billete para reconocernos en nuestras raíces
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