historia de otro camino
por Kim Bertran Canut
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Última modificación
27/04/2010 19:30
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Hace muchos siglos que este viaje fue engendrado. Concebido por una desazón interior que mi memoria había procurado retener como uno más de esos filamentos venéreos que guardamos inanimados en la zona de la tripa del subconsciente. En aquel momento lo presentía demasiado fantasioso, pero, )sabes?... no duelen los imposibles cuando los llevas a término y las ciudades con sus muros infranqueables, sus asustadas paredes olvidadas de metralla, los niños derritiéndose sobre el ardiente asfalto de calles barnizadas de alquitrán y jardines inyectados de hipodérmicos venenos... aún soplan cuatro gotas de viento del aguacero de anoche... Te digo que es delirante comprobar que la nada te afecta. Para qué esperar más medias horas, sin llaves, en el descansillo del portal ausente, mientras otra lágrima entrelazada salpica los adentros, cristalizándose misteriosamente... aislamiento. He conocido supuestamente la amalgama del precio por morar en la tierra de un "creador vengativo y sin escrúpulos"... indefinido entre paréntesis. (Vegetar y morir!, (no!, no, amigo acomodado y conformista, prefiero como decía Zapata (y se atribuye al "Che") morir de pie que vivir arrodillado. No hay nada más contundente que el filo de una navaja amolada en arenisca pupila, para autoconvencerte.
Estoy aquí, año 2001, recuperando la noción del tiempo... o alejándome. De nuevo en la carretera )te extraña, verdad?, claro, ni yo mismo puedo creerme con tantos miedos instituidos por nuestra hipócrita, patética y decadente sociedad. En pleno auge de progreso evolutivo y avance tecnológico -nada más incierto en cuanto a valores humanos-, voy recorriendo campos y poblados en vagones desiertos de ansiedad, otra vez la imperiosa necesidad de conocer gentes... una débil lucidez... ilusión, va recobrando entonación. Vivir el camino, dormir en el arroyo y despertar en coagulados amaneceres rociados de laureadas auroras y marcados horizontes lineales... esperanza.
En bus o a dedo, da igual, las prisas se han detenido. Te escribo desde un anguloso paraje con el sol a punto de largarse por las montañas, dejando luminosidades colgando de los árboles. Sentado en cristal de roca, bajo una cornisa de nidos, abandonada con la inmensidad por delante... a los cuatro vientos... releo una página de Cumbres borrascosas mientras Melville es tragado por una ballena blanca.
Recuerdo amigo mío, aquella distancia que transitamos hace ya más de veinte edades... (fiiiuuu!, se dice pronto )eh?, probablemente acariciados por los sueños de fragancias exóticas de sándalos, inciensos y aromas descuartizados de Oriente... aflora la nostalgia... añejas vías muertas de mañanas tempranas. Contemplaciones junto a fuegos... persiguiendo constelaciones, deseosos de evadir los egos siniestros, refrescando cansancios de días de cortas palabras... demasiadas guerras y ninguna paz. Rememoro las estaciones donde dormíamos y (cómo no!, la literatura tan absorbente, libros que ilustraron nuestra andadura. citaría tantos títulos como piedras tirábamos a las botellas, ejercitando el hastío del calor de los tramos desérticos. Sí, dejamos atrás los convencionalismos y el ritual socioacadémico, huyendo de un obligado bautizo en el submundo. Hoy camino desnudo, el alma sensibilizada con mi pensamiento. Tengo un compañero que duerme en la sombra de mi pierna, es un perro callejero, sin raza, igual que yo ahora... sonrío con sarcasmo. He dado pasos de gigante sin dulcineas, después de tomar un combinado de psicóticos y pensar que cualquier idiota podría representar el papel de secundario en este anuncio de cereales que presiento forma la existencia. Me masturbé imaginando el crack bursátil y sus cotizaciones y eyaculé los futuros en las bocas andróginas, áridas de conocimiento, ordenadores por cabeza... engañados por los de siempre. Entendí que para un agnóstico hay creencias tan absurdas como enigmáticas. Marché harto de químicas y cómputos de cifras ilimitadas. (La naturaleza sigue aquí!, soy un tronco, una rama, una hierba... integración camaleonica. Sin puntos y aparte, si me fuera posible describir, pintarrajear con sensaciones la arácnida piel tejida de firmamentos licuados de este paisaje carmesí y los coléricos contrastes de las elevadas cimas que atrapan este pueblecito donde me encuentro, no hay más de quince almas, etéreas hospitalidades que me dan comida y techo en el derruido pajar de abundante trigo, entre los residuos de verdades increíbles.
Intentando dar un significado a la espiral del op art (arte óptico y abstractista), me pregunto si ha nacido el arte, tal vez Marcel Duchamp o Rrose Sélavy (su alter ego femenino, traducido, la vida es Eros) tras pincelar todos los movimientos de la época y crear el arte "ya hecho" o "disponible" (Ready-mades) y definiéndose como "pobre artista", se decidiera por el ajedrez porque obtuvo respuesta o por su condición de inquieto innovador individualista... no más pues, así se queda.
Cada mañana del mismo ayer, salgo con la noche entre las manos al encuentro de reflejos ahogados en mi río solitario... en lo más tremendista de la meditación... opaca intensidad del ser desgranado.
Tropiezo en la ruta con las fotografías del holandés Ed Van Der Elsken, con sus rostros masacrados, acordeonistas ciegos, charlo con los vagabundos que duermen tendidos en los suelos junto a la "seine grise" y me he introducido en los ambientes jazzísticos de la generación apaleada que no llegué a vivir. Ed fue divulgador de un tiempo en blanco y negro exteriorizando el interior de la humanidad que se vislumbra en movimiento, fuerza y obsesión por conseguirlo. Desgarrada y arrebatadoramente lo logra con la fascinación por la vida y sus moradores... cosmología gozosa, camino astral...
He conocido a un joven sacerdote que colgó los hábitos... "la verdad es, lo que es" -San Agustín-. El camino es una sabia escuela y el banquero que vive en una casa rodante me cuenta la misantropía de Luis II de Babiera, llamado el rey loco por ser asocial y ahogar entre sus extravagancias a su psiquiatra... quién somos para juzgar, quizá le estuviera haciendo chantaje emocional o le pidiera un favor, por aquella época no sé como tenían lo de la eutanasia... en fin, no quiero disgustar a los que creen que sufrir es un bien divino... escepticismo )no?
El otro día compartí alimento con niños jornaleros y madres prostitutas adolescentes, reinas africanas, muñecas clonadas con la mirada perdida y respuestas autómatas. No pude dejar de acordarme de las trescientas instantáneas de los éxodos de Salgado, con el magistral propósito de concienciar a los más favorecidos y afortunados en el semillero del azar con un producto que da fe, desnudando el aura de la supervivencia, denunciando un mundo mal construido, encarnizado y corrupto, enmarcándonos con los horrores de otras vidas que deben huir para sobrevivir. Son los sin tierra, los emigrantes ilegales, los desplazados. Salgado se pone en peligro para enseñarnos los campos de refugiados, los niños tristes que han perdido el núcleo de la familia. Agonías y dramas de las razas del Tercer Mundo... ver para creer.
Esopo, un tratante de arte, me habló del dadaísmo y el surrealismo de Max Ernst, de las confesiones de un rebelde de Sergej Aleksandrovic Esenin, me enseñó láminas de la etapa más espiritual de Kandinsky y de los exponentes del pop art (arte popular), Warhol y Lichtenstein.
Buhoviejo se hallaba sentado en su silla de cáñamo encontrada en el contenedor de la vida. Había saltado de muchos trenes en marcha, conducía un carro con cartones, mantas agujereadas y sueños desvanecidos bajo un cielo prieto de circunstancias adversas. Apretujando su cabellera gris, una gorra de cazador ecologista calada sobre la cara surcada de grietas como barro en el lago seco. Curtido por el aire, el sol, el frío... y el rencor. Me ofreció cinco días de senderismo y un par de botas untadas de lodo del sur. Contaba que huía de las crueles ciudades con brutales terrados infestados de parabólicas y antenas-cruces gamadas que interferían en las ignorancias receptoras de ondas expansivas, atrayendo información negativa de poderosas sectas destructivas hacia una posible diversidad mundializada y enriquecedora cultura mestizada... intercambio de energías. Dardo certero.
Andrómeda, era una gitana de Baracaldo poseedora de una potente voz rota. Viajaba uniéndose a bandas y orquestas haciendo bolos, imitaba asombrosamente bien a Aretha Franklin y Janis Joplin entre otras, pero nunca duró mucho tiempo en un grupo, quería volar como un espíritu libre y así andaba haciendo "botellas". Amigo, te diré que respiro mejor, fuera las obsesiones, que si la bolsa baja, la empresa quiebra... trabajo precario. La gente en la carretera es nómada, si no se llega a conocer demasiado, siempre queda el lado autentico del principio. El buscatesoros me dice: tienes que ahorrar para el futuro. Yo le respondo: toma... quédate tú el dinero y el futuro y dame a mí la libertad... sólo eso. Me levanté con la picadura del insecto. Mi pequeño compañero de cuatro patas me mira, creo que llora bajo la oscura brillantez del reflejo lunar. Gira la tierra y es difícil no caer en los abismos más primitivos. Sobre un fondo fauvista, Zappa y Stravinski dirigen una orquesta de erupciones volcánicas para desahogo de un agreste y salvaje valle de pasiones. Hablo con mi fiel compañero sin haberle puesto nombre, él no está marcado por los designios de otras mentes que gobiernan las nuestras... somos soldados de alguna mente extraña... o conocida por todos los temores de la sumisión. Huelo la fresca lluvia, la tierra mojada, los truenos, los relámpagos, aquel nubarrón que apunta con su cañón y dispara a bocajarro... esto es dios, joder sí.
Con mi sombrero de paja, mi bastón de avellano y mis sandalias remendadas de esparto y cáñamo, hallaré un pequeño indicio de razón, será suficiente para creer en la lógica de la locura, )con cuantas piedras se construyó este mundo? Espero no llegar pronto y aprender de los grifos, cíclopes o centauros... sigue, sigue amasando el pan y ofréceme de comer buen samaritano, pues he estado catorce horas recogiendo tu fruta... la historia de la existencia está emparentada a los grilletes enlazados de la esclavitud.
Las generaciones son como los autobuses que pasan, en cada parada baja una década insatisfecha. Bueno, voy escribiendo mi novela con las mismas palabras inventadas ya... no sé, quizá la destruya antes de que la leas para no inmiscuirme en tus telares cerebrales y perderte como amigo. Esto queda así. Da recuerdos y envíame señales de que siguen llegando olas a la playa,
Que esta perra vida sólo me ha enseñado a ladrar... y a esconder el rabo...
OCTUBRE DE 2001
Pues va a ser que si.
Que si que siguen (los de uno y otro carril).
Por mi no te cortes con la novela y tampoco te lastimes con ninguna otra cosa.
Yo he aprendido (a cualquier cosa le llaman aprender) que entre toda la infinidad de humanos que pasan por esta vida, incluidos los mas excepcionales; ni uno solo, nadie se libra del dolor.
Que sea leve al menos.
A TU SALUD.
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